“El mar es un tratado de paz entre las estrellas y la poesía” – Alain Bosquet.
Como parte de mi viaje a Península de Valdés planifiqué un “scouting” de estos fascinantes mamíferos marinos que comenzó con la realización de un trekking en la reserva “El Doradillo”, donde el atractivo principal es una playa de canto rodado en la que se puede observar la actividad de las ballenas desde la costa.
Para el día siguiente estaba previsto el embarque para el avistaje de ballenas francas en Puerto Pirámides.
QUIÉN ES Eubalaena australis?
La ballena franca austral es un mamífero marino propio del hemisferio sur.
Tiene una longitud que puede alcanzar los 15 metros en los individuos machos y unos 20 metros en las hembras. El peso promedio de un ejemplar adulto es de 40 toneladas, pero existen registros de ejemplares de hasta 60.
El cuerpo de estos cetáceos es robusto y muy musculoso, pero a la vez, hidrodinámico.
La piel es de color negro con manchas blancas en la zona ventral. La cabeza es sumamente grande, en ella se observan dos ojos chicos, ubicados lateralmente, y en la parte superior se distingue el espiráculo, que es un orificio destinado a la respiración, y una serie de callosidades de naturaleza córnea. La distribución, tamaño y forma de estas estructuras son diferentes entre una ballena y otra, lo que permite a los Biólogos identificarlas con relativa facilidad.
La boca es enorme y en ella se observa una lengua de grandes dimensiones que actúa como pistón en el momento de filtrar el alimento. Del maxilar superior cuelgan grandes barbas córneas que ofician de red o rejilla. Estas formaciones permiten salir el agua que es empujada por la lengua reteniendo el plancton que es su principal fuente de alimentación.
Las hembras alcanzan la madurez sexual entre los 7 y los 15 años y tienen su primera cría aproximadamente a los 10 años de vida. Tienen un sistema de apareamiento promiscuo, en el cual una hembra puede aparearse con varios machos con el objeto de garantizar el éxito de la fecundación. La gestación es de 11 a 12 meses y el cachorro puede tener un período de lactancia de un año. Al nacer miden alrededor de 2 metros y gracias la poderosa grasa presente en la leche materna crecen con una velocidad inusitada.
Entre los meses de abril y mayo comienzan a arribar las primeras ballenas francas a las áreas de cría y reproducción. Si bien es posible observar ballenas a lo largo de toda la costa argentina permanecen por más tiempo en la zona de Península de Valdés que es el sitio de mayor concentración de estos maravillosos animales.
HACIA “EL DORADILLO”
Esta famosa playa está ubicada a unos 15 km. al norte de Puerto Madryn. Es considerada privilegiada para observar de manera muy cercana el accionar de los mencionados cetáceos.
Amaneció con mucho viento, lo que no le quitó esplendor al alba. Una camioneta preparada para los senderos patagónicos me pasó a buscar por el hotel luego del desayuno.
Para llegar debimos recorrer un camino alternativo al que usualmente conduce hasta el destino planeado. Ocurre que están asfaltando la ruta directa hacia “El Doradillo” y hubo que acceder por otro lugar, lo que significó triplicar la distancia habitual.
Ya en el sitio deseado, tuve contacto cercano con un zorro gris (Lycalopex gymnocercus), pequeño cánido de la fauna autóctona que se me acercó en procura de algún alimento. Esta especie es de menor tamaño que su “primo” el zorro colorado. Tiene un tupido pelo color pardo grisáceo. Es raro que supere los 5 kg. y deambula entre los pastizales en busca de alimento. Su dieta es amplia, y se compone de roedores, aves, huevos, insectos, frutos, y si el hambre aprieta, también es carroñero. Si bien es confiado y muchas veces se acerca a los seres humanos, no es conveniente tocarlos. Comparte el hábitat aeroterrestre con aves marinas, choiques, guanacos y maras, entre otros animales.
“El Doradillo” es una reserva natural, un área protegida. Por tal motivo, hay que ser extremadamente respetuoso con el medio y en especial, ser cuidadoso en nuestro accionar.
CAMINANDO HACIA EL NORTE
Vale dejar muy en claro que el éxito del avistaje se produce con el mar en creciente, por lo que es imprescindible consultar la tabla de mareas al organizar la salida.
Decidí alejarme del contingente con el objeto de tomar distancia de los ademanes y gritos de admiración de mis eventuales compañeros de viaje. Necesitaba la cautela, la tranquilidad y el silencio que precisa todo observador de fauna.
Me pertreché de un anotador con lapicera, del celular para utilizarlo como cámara de fotos, y de mis inseparables binoculares. Entre los meses de junio y octubre esta zona adquiere un gran protagonismo, dado que durante ese período las ballenas se acercan a pocos metros de la costa, lo que hace a este paraje uno de los mejores lugares para estudiarlas.
Caminé unos tres kilómetros por la playa en dirección al cerro Prismático. En mi camino me topé con infinidad de valvas de moluscos, vértebras de lobos marinos y una importante cantidad de tenazas y otros restos de cangrejos, seguramente consecuencia de sendos festines cobrados por las voraces gaviotas cocineras que allí abundan.
Fue un concierto de ballenas. Algunas se acercaron mucho, las observé a unos pocos metros de la costa. Iban y venían, dejando explotar su exhalación a través del espiráculo, clara señal que otrora las delataba haciéndolas visibles para los crueles balleneros.
El ruido que producen al exhalar causa estupor. Al escucharlo de manera tan próxima, sentí una mezcla de emoción, conciliación, y armonía con la naturaleza.
Durante casi una hora permanecí sentado en el canto rodado para observarlas mejor. Tuve la sensación que así estaba aún más cerca de ellas. Me vino a la mente una frase de Pablo Neruda: “Necesito del mar porque me enseña”.
Con el inicio de la bajante comenzaron a alejarse progresivamente hacia el horizonte en la búsqueda de aguas más profundas. Objetivo logrado. Las vi, y me llené de paz y nuevos conocimientos.
RUMBO A PUERTO PIRÁMIDES
Esta pequeña localidad es el típico pueblo de mar. Muy pintoresca, está emplazada sobre las costas del Golfo Nuevo y se ubica a 95 km. de Madryn. Es el único centro urbano dentro del área natural protegida Península de Valdés.
Temprano partimos desde el hotel hacia Pirámides. Una ruta muy accesible nos permitió llegar allí con el tiempo necesario para hacer un alto en el camino que dedicamos a la observación de una lobería desde un mirador.
Ya en Pirámides, embarcamos con la empresa Whales Argentina. Responsabilidad, servicio y paciencia en cada uno de sus agentes, desde la recepción en tierra hasta la guiada a bordo.
DÍA DIFÍCIL
No fue uno de los días más placenteros para un avistaje embarcado. Normalmente, las aguas del golfo parecen un espejo, pero en esta ocasión, el viento produjo un oleaje que si bien no era molesto, rompió un poco la armonía de la actividad.
Las ballenas parecen acusar recibo de estas características del clima. Si bien hicieron espectaculares acrobacias con saltos y exhibiciones de colas, no se acercaron al lanchón como otras veces pude presenciar. Cabe mencionar que la iniciativa es siempre de ellas, si bien cada embarcación puede aproximarse a los animales, debe hacerlo sigilosamente y respetar cierta distancia. Cuando se acercan mucho es totalmente una decisión de ellas.
MISIÓN CUMPLIDA
Este viaje a Madryn abrevó mi pasión por la Biología. Me dejó muchas enseñanzas relacionadas con los mamíferos marinos, las aves y la Naturaleza toda. También respiré nuevamente el aire del golfo, pude bucear una vez más, disfruté el sabor de los frutos de mar, y dejé sembradas nuevas amistades.
Vamos por más.
6 comentarios en “UNA DE BALLENAS…”
Excelente nota !! Muy buenas imágenes!!
Muchas gracias, Susan!! Un abrazo.
Querido Victor. Esta nota -como tantas otras- tiene la calidad de tu pluma y la sensibilidad de tu persona. Te mando un abrazo y cuando quieras te esperamos por Mar del Plata.
Luis Spinelli y familia.
Muchas gracias Luis!! Con tanto viaje a la Patagonia y al Norte los tengo un poco olvidados este año. Prometo ir para la primavera. Un abrazo!!!
Como ya es habitual en tu estilo, este relato épico se mantiene fiel a la esencia de VDV. Tus escritos siempre ofrecen un toque didáctico, salpicado de emoción y aventuras, con una pizca de épica que captura y mantiene la atención del lector hasta la última página. Es imposible no sumergirse en la lectura y no querer llegar al final. Como siempre lo decimos cuando estamos pescando juntos…»Nos estamos poniendo viejos…pero más sabios.»
Hasta cada momento, querido amigo.
Gracias Claudio!!! Es la idea. Matizar nuestros relevamientos de pesca con la importante cuota de aventura y naturaleza que tiene nuestras vidas.
Un abrazo y vamos por la salida de cierre de temporada!!!!