CONOCIENDO UN ORDEN MUY DIVERSO – ALGO MÁS QUE BAGRES…
A veces ignorados, denostados y despreciados, un grupo de peces ocupa un lugar preponderante en el ecosistema fluvial y marítimo. Nuestras aguas están pobladas de una importante diversidad de variedades pertenecientes al Orden Silúridos. A los abundantes amarillos y moncholos, se agregan otros tipos de bagres (porteñito, bagre anguila, bagre negro, sapo, etc.) y armados, surubíes, cucharones, manduvás, manduvíes, manguruyúes, y viejas de agua entre otros.
El detalle distintivo de este Orden es la ausencia de escamas, de allí el eufemismo tan utilizado por los pescadores llamándolos «peces de piel». También lo es la presencia de barbillas y barbillones, aunque hay algunas especies como los armados, los manduvíes y las manduvas que tienen estas estructuras tan pequeñas que parecen estar ausentes. Estas formaciones tienen funciones táctiles (ofician de anexo a los órganos de los sentidos) y en algunos casos también están relacionadas con el gusto.


Otra característica notable es la boca grande en casi todas las especies pertenecientes a este taxón, en la que se observa una dentición a modo de placas, dientes viliformes, que los pescadores llamamos comúnmente “raspadillas”.
El régimen trófico de los Silúridos es sumamente variado.
El grupo es omnívoro en la mayoría de los casos, en particular hablando de bagres, patíes y armados, los que literalmente hablando, arrasan con todo lo que les parezca comestible, detritívoro en viejas de agua en general, y es más selectivo en surubíes, manguruyúes, cucharones y manduvas, los que prefieren cazar peces forrajeros para alimentarse.




FOTOS: Armado amarillo (Ptedoras granulosus), Bagre blanco o moncholo (Pimelodus albicans), Surubí pintado (Pseudoplatystoma corrunscans) y Patí (Luciopimelodus pati)
Casi todos los peces de esta categoría sistemática tienen en sus aletas pectorales y dorsal un rayo rígido muy agudo que suele provocar heridas en los pescadores, estas estructuras son conocidas con el nombre vulgar de “chuzas”, aunque también hay excepciones como el bagre sapo o el patí, que son especies que carecen de ellas.
En el caso de los armados, las tres especies susceptibles de pesca presentan una hilera de estructuras puntiagudas que discurren en ambos flancos del cuerpo, las que sumadas a las aserradas espinas del borde interno de las aletas pectorales y dorsal, son la razón del nombre común de estos peces.




FOTOS: Bagre amarillo (Pimelodus clarias), Bagre de mar (Tachysurus barbus), Cucharón (Sorubim lima) y Vieja de agua (Hypostomus commersoni)
CONSIDERACIONES FINALES
La abundancia de algunas especies de silúridos a veces genera en los pescadores un desinterés en la práctica de la pesca de estos peces. Si bien en la mayoría de ellos se trata de una pesca de fondo, algo estática, da muchas satisfacciones y vale la pena realizarla. Cabe señalar que surubíes, cucharones y también algunas variedades de bagres, son factibles de pescarlos con artificiales en diferentes modalidades.
Es menester respetar a estos bagriformes tal como se hace con los dorados, tarariras y otras especies «calificadas», devolviéndolas a su medio cuidadosamente y valorando su presencia en nuestras aguas como parte importante de la cadena alimentaria y del ecosistema en general.